CONFÍA EN EL BUEN PADRE POR QUIEN HEMOS SACRIFICADO TODO EN ESTE MUNDO, INCLUSO NUESTRA VIDA  

Al Padre Viala, quien se quejaba de su asignación, se le recordó acerca de la entrega total a Dios a través de su oblación.

“Así, querido padre, ten paciencia, no pidas lo imposible, confía en el buen Padre por quien hemos sacrificado todo en este mundo, incluso nuestra vida. No dudes que Él vendrá en tu ayuda, que te dará la salud con paz en el alma, si vuelves a la santa indiferencia que asegura la felicidad del buen religioso… Ahora preocúpate de curarte y continúa haciendo tanto bien como has hecho. Vence los pequeños disgustos y contrariedades que encontramos por todas partes en nuestro camino; sé digno de ti y de tu santa vocación y créeme que me cuesta mucho contrariarte, pero apelo a tu corazón y a tu piedad.
Adiós, te saludo muy afectuosamente”.

Carta al P. Jean Viala en Limoges, Junio 21, 1848, EO X núm. 979

REFLEXIÓN

Padre, abandono mi ser en tus manos; haz conmigo lo que desees.
Te agradezco lo que sea que hagas: estoy listo para todo, lo acepto todo.
Solo permite que se haga tu voluntad en mi y en todas tus criaturas – es todo lo que deseo, Oh Señor.
En tus manos encomiendo mi alma: te la ofrezco con todo el amor en mi corazón,
pues te amo Señor y necesito entregarme, rendirme en tus manos sin reserva,
con confianza ilimitada, pues eres mi Padre.
Charles de Foucald

Esta entrada fue publicada en Uncategorized. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *