El mayor deseo del padre de la familia misionera era que sus miembros vivieran en un espíritu de unidad. Recordamos las palabras de nuestro Fundador antes de morir: «Entre ustedes, caridad, caridad, caridad» y leemos su alegría ante el espíritu de la comunidad Oblata en Vico, Córcega:
“Vivan felices, mis queridos hijos, en su preciosa comunidad. No imaginan la dicha que siento al saber de la unión y cordialidad que reina entre ustedes. ¡Mi espíritu está en medio de esa parte tan querida de mi familia! Son mi consuelo y mi alegría, que el Señor les colme de sus bendiciones.
Les abrazo contra mi corazón.”
Carta al P. Etienne Semeria, Diciembre 27, 1841, EO IX núm. 755