LAS MISIONES POPULARES: ES DIOS QUIEN DEBE ACTUAR A TRAVÉS DE LOS MISIONEROS

En la medida en que sea posible, los misioneros llegarán al lugar de la misión el Domingo al tiempo de las Vísperas. El pastor lo habrá previsto, de modo que todas las campanas habrán sonado en la tarde previa para anunciar solemnemente la misión.

Regla de 1818, Capítulo Segundo §2

El Domingo por la tarde, día de descanso, las vacas habrían sido ordeñadas y todo el pueblo estaría libre para asistir a la procesión de apertura. De ahí la elección de este momento para empezar la misión. La Regla continúa:

Tan pronto como los misioneros tengan a la vista el lugar donde han sido enviados, se postrarán  para adorar a Jesucristo, nuestro Señor, y para ponerse ellos mismos bajo la protección de la Santísima Virgen, los ángeles de la guarda del lugar y los santos patronos.

Regla de 1825 Capítulo Segundo §2 art 16

La postración es un acto que usamos en la liturgia de Viernes Santo, en la oblación perpetua de los Oblatos y antes de la ordenación. Es un signo de querer ser nada, de modo que Dios pueda ser todo y trabajar a través de la persona.

En el Diario de la misión de Marignane, Eugenio describe la llegada de los misioneros:

Llegamos a la vista de Marignane a las 4 de la tarde . Los fieles y el pastor, previamente advertidos, vinieron a nuestro encuentro hasta la capilla de San Nicolás. Antes de llegar a ella, cuando nos dimos cuenta que el pueblo se acercaba, nos postramos, según nuestro uso, para adorar a Nuestro Señor Jesucristo, rendirle el primer tributo de nuestro homenaje y ofrecerle los trabajos de nuestro ministerio, dirigiendo nuestra intención hacia la mayor gloria de su santo nombre. Habiéndose acercado el Sr. párroco [Brun], dirigimos nuestros pasos hacia él, y en el sitio mismo en que nos encontramos, nos postramos de nuevo para adorar la cruz que él llevaba en la mano. Antes de darla a besar y de ponerla en las manos del Superior de la misión, el párroco dirigió a los misioneros una breve arenga en que les expresó el gozo que sentía al verlos en medio de su pueblo para mostrarle el camino de la salvación

Diario de la misión de Marignane, el 17 de noviembre 1816, E.O. XVI

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