LAS MISIONES POPULARES: EMPLEAD VUESTRO CELO EN FAVOR DE LAS POBRES GENTES ABANDONADAS DE LA MONTAÑA, ANTES QUE GASTAR VUESTRO TIEMPO CON LOS ORGULLOSOS CIUDADANOS DE CIUDADES DESDEÑOSAS

Se dedicarán a proveer asistencia spiritual a los pobres esparcidos por los distritos rurales, y a los habitantes de los pequeños pueblos privados de ayuda espiritual

Regla de 1818 Capítulo 1 §1 Artículo 1

Entre 1816 y 1823 (cuando Eugenio dejó Aix para ir a Marsella como Vicario General),  la mitad de las misiones y los retiros predicados fueron en lugares que tenían menos de 2000 habitantes, de las cuales, más de doce eran lugares con menos de mil habitantes. Ocho misiones fueron en lugares con entre 2500 y 6000 habitantes, y solamente en unas pocas ocasiones participaron en misiones en la ciudad junto con otros grupos de misioneros. En éstos casos, elegían los barrios más pobres para realizar la misión.

Puede, pues, contar con nosotros, pero no se engañe, seremos una pequeña ayuda; menos mal que su celo y sus talentos suplirán nuestra insuficiencia. Si nos lo permiten, nos encargaremos, como en Arles, de la parte de la ciudad habitada por el pueblo; así, observaremos las Reglas de nuestro Instituto, que nos consagran principalmente a la instrucción de esa parte del rebaño de Jesucristo.

Carta a M. Rauzan, Superior de los Misioneros de Francia, el 30 de octubre 1818, E.O. XIII n. 19.

En Marsella, por ejemplo, en 1820 predicaron en tres parroquias frecuentadas por obreros, marineros y Pescadores.

Sobre todo Eugenio insistía en dar siempre preferencia a las zonas rurales:

Emplead vuestro celo en favor de las pobres gentes abandonadas de la montaña, antes que gastar vuestro tiempo con los orgullosos ciudadanos de ciudades desdeñosas.

Carta a Pierre Mie, el 7 de septiembre 1826, E.O. VII n. 253

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