“No se inquieten.” (Juan 14: 1)
El Evangelio de hoy (Juan 14:1-6) muestra porqué los discípulos afligidos tienen esperanza y sentido en sus vidas: Jesús les asegura “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida.”
El “Camino” – era la forma de expresar el discipulado desde la época de los primeros seguidores de Jesús. (Actos de los Apóstoles)
La “Verdad” – “así conocerán la verdad, y la verdad los hará libres” (Juan 8:32)
La “Vida” – “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Juan 17:3)
El Obispo Eugenio de Mazenod escribió a su pueblo de Marsella:
Les reiteramos que unidos a Jesucristo establecemos una alegría solidaria con Él, de la cual depende nuestra salvación. La vida cristiana es sencillamente una comunión perpetua con Jesucristo.
(Carta Pastoral, Febrero 1846).
No se trata de ideas teológicas vacías: Jesús las vivió en su amor por la gente, dando su vida para enseñar, servir y redimir. A diario vemos reflejos de ello, enfatizados durante la pandemia, en quienes continúan sus actos de enseñanza, de servicio y de salvación.