RECONOCIMIENTO AL MINISTERIO CON LOS INMIGRANTES

Marius Suzanne parecía haberse burlado de Eugenio acerca de un honor cívico que acababa de recibir del rey de Cerdeña:

Realmente creo que te burlas de mí en lo que dices respecto a mi caballería.

Carta a Marius Suzanne, Marzo 7, 1827, EO VII núm. 264

 El historiador Rey nos da el antecedente

Por mucho tiempo,  Marsella, al igual que todas las ciudades a las orillas del Mediterráneo, formaba una colonia italiana representada por: los sardos, los genoveses, los sicilianos. Este era un grupo fluctuante de inmigrantes bastante grande de la población, que generalmente no contaba con atención religiosa. El fundador decidió hacerse cargo de ellos. Su celo, apoyado en su conocimiento del idioma italiano, le permitió lograr resultados inesperados.

 

Poco después de su llegada a Marsella como vicario general de la diócesis en 1823, Eugenio había notado el gran número de inmigrantes italianos que se encontraban abandonados en su necesidad de ayuda espiritual, pues la iglesia era incapaz de realizar ministerio en su idioma. Dio respuesta de inmediato, invitándoles a reunirse en el santuario y la iglesia del Calvario, de los que eran responsables los Oblatos.

El Cónsul italiano dio cuenta de ello en sus informes a la Corte de Cerdeña. El rey Carlos Félix, profundamente religioso, supo con gran satisfacción del éxito logrado por el Vicario General de la Diócesis de Marsella, cuyos sermones en Niza habían tenido un gran impacto, llegando incluso al palacio real. A través del cónsul de Cerdeña, Su Majestad envió al Padre de Mazenod la nominación y condecoración como Caballero de la Órden Religiosa y Militar de los Santos Mauricio y Lázaro, un honor tenido en alta estima en la época y merecedora de reconocimiento.

REY I pág. 425

En 1836, el rey Carlos Alberto le invistió con el título de comandante; y en veinte años el rey Víctor Emanuel II le concedió el título de gran oficial – siempre en reconocimiento del ministerio con los trabajadores italianos de los muelles y sus familias.

En la actualidad, los Misioneros Oblatos continúan llevando el Evangelio a los inmigrantes en todo el mundo.

 

“La dignidad no consiste en poseer honores, sino en merecerlos.”   Aristóteles

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