BUSCANDO FORMAS DE CONSOLIDAR EL BIEN YA OPERADO EN MARSELLA

El Obispo Fortuné de Mazenod era ya anciano y dependía mucho de su sobrino para poner en práctica sus decisiones con los sacerdotes y laicos de la diócesis. Como Vicario General, Eugenio tenía dificultad para realizar las reformas necesarias en una diócesis que era un desastre por haber estado vacante por más de 20 años. Mientras Eugenio y su tío se encontraban en París, Henri Tempier le envió una sugerencia para revertir lo anterior, que daría a Eugenio mayor autoridad para consolidar lo que ya se había logrado. Yvon Beaudoin explica: “La cuarta escrita por el P. Tempier mientras el Fundador se hallaba en París. En esta carta, la cual no existe ya, el Padre Tempier aconsejó al Padre de Mazenod convertirse en coadjutor de su tío, si dicha posición le fuera propuesta.” (Nota al calce en EO VI n 181)

Querido amigo, ¿qué consejo me dais en vuestro n° 4? No puedo hacer otra cosa sino esforzarme en tener una disposición de sumisión a las órdenes de la Providencia, si manifestara la voluntad de que me cargase con el peso del que me habláis.
Por lo demás, no me someterán a esa prueba, porque se colocan modestamente tantas gentes en las filas que es difícil contentarlas a todas, para pensar en aquellos que se esconden para no ser vistos. La idea de consolidar el bien ya operado en Marsella, de ejecutar aquello que se proyecta, de quitar toda esperanza a los conspiradores y a los cismáticos, unida a la esperanza de tener mucho tiempo un título sin función, me haría mirar sin extrema repugnancia lo que deseáis ante todo, pero no pienso que eso pueda efectuarse.

Carta a Henri Tempier, Junio 4, 1825, EO VI núm 181

Una semana después, le escribe a Tempier desde París:

Aquí empieza a correr el rumor de que Monseñor me pide como “su coadjutor”, lo que sin duda debe mal edificar a aquellos que saben que no me parezco a varios de sus conocidos. Sin embargo mi tío no ha hablado ciertamente con nadie de un proyecto tan desastroso para la Iglesia.

Carta a Henri Tempier, Junio 13, 1825, EO VI núm. 182

De hecho, esto no sería cierto hasta siete años después, cuando para poder salvar a la diócesis de la persecución del gobierno, se puso en acción un plan similar, convirtiéndose en el Obispo de Icosia.

Leflon concluye la narración de la estancia en París: “El Obispo de Marsella y su vicario en jefe se vieron forzados a retrasar su partida por tres semanas más, buscando los diferentes ministerios donde ciertos asuntos de vital importancia para la diócesis habían sido descuidados en archivos acumulados debido al extremado sistema centralizado del gobierno. Finalmente, después de ir solo a Saint Cloud el 17 de Julio, para presentar sus respetos al rey, al dauphin y a la dauphine, Fortuné salió con su sobrino de París el 22 de julio, llegando a Marsella el 31 de julio.”

 

“No es la sabiduría, sino la Autoridad lo que hace la ley.” Thomas Hobbes

Esta entrada ha sido publicada en cartas y etiquetada como . Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *