UN OBISPO OBLATO COMO PASTOR DIOCESANO

Eugenio aclara que, aunque Bruno Guigues fuera el obispo diocesano, vivía el carisma oblato y debía basarse en esta identidad y espiritualidad para desempeñar su nuevo papel.

La Diócesis que os ha sido confiada y los fieles que formarán vuestro rebaño, lejos de apartaros de vuestra primera vocación, os obligan por el contrario de modo más per-fecto. Podéis decir hoy que sois por derecho divino, el primer misionero de esa amplia región de la cual sois el pastor. Sois na-turalmente el superior de los misioneros que trabajan bajo vuestra dirección; sois el jefe que va a la cabeza. En vuestro lugar desearía no cambiar nada, ni mis hábitos, ni mis relaciones con aquellos que son vuestros hermanos por la vocación y vuestros colabora-dores en la gran obra de la conversión de las almas […]. Vuestros misioneros y Ud. no formáis sino una sola familia, con las mismas miras, los mismos intereses.

Carta al Obispo Bruno Guigues, 26 de septiembre de 1848, EO I núm. 103

REFLEXIÓN

Hay una expresión utilizada en muchos países que siempre es válida. Por ejemplo: «Puedes sacar a una persona de Italia, pero nunca podrás sacar a Italia de esa persona». Este es el mensaje de Eugenio a los miembros de su familia religiosa: «una vez que hayas abrazado el carisma que Dios te ha dado a través de mi mediación, permanecerá siempre en ti».

Con gratitud por todo lo que San Eugenio nos da hoy, tengamos a vivir a fondo nuestras vocaciones particulares con ese enfoque.

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