COMUNIDADES CRISTIANAS ENRAIZADAS EN LA CULTURA LOCAL
“Ponen su empeño en fundar comunidades cristianas e Iglesias enraizadas en la cultura local y plenamente responsables del propio crecimiento”. (Constitución 7)
Durante el crecimiento misionero en la época de Eugenio, casi nadie comprendía este principio. Los misioneros eran enviados a países que ya habían sido colonizados, llevando su enfoque cultural europeo con el que trabajaban para la conversión de las personas, sin capacitación ni herramientas para comprender y apreciar la profundidad y riqueza de la cultura local indígena.
A Eugenio le preocupaba pensar en tantas personas en todo el mundo que no conocían a Jesucristo, respondiendo a través de sus hijos misioneros.
“Por ello, espero con impaciencia alguna información acerca de su establecimiento con los nativos. Esa es realmente su misión. Un Vicario Apostólico no necesitaría ser enviado para cuidar de algunos católicos diseminados, y por mi parte, no habría aceptado la misión si así fuera. Es la conversión de los no creyentes lo que debemos tener en mente. Todo nuestro esfuerzo debe dirigirse a tal fin, y si no tuviéramos la esperanza de alcanzar ese objetivo, deberíamos renunciar a la misión”.
Carta al Obispo Allard, Vicario Apostólico de Natal, Octubre 28, 1859, EO IV (África), núm. 28.
El corazón de los misioneros estaba lleno de amor por Jesucristo y del deseo de llevar a la gente con la que trabajaran, la belleza de ese amor de salvación. Dieron sus vidas con heroico sacrificio por la gente. Recordemos siempre su buena intención y la realidad vivida de su oblación.
Casi un siglo después, se había desarrollado una nueva conciencia, que se refleja en la Constitución 7: nuestras comunidades eclesiales deben tener raíces profundas en el magisterio y vida sacramental de la Iglesia, al tiempo de buscar sinceramente cómo dichas verdades encuentran su expresión y vida en la cultura de la gente con quienes trabajamos.
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