NUESTRAS CONSTITUCIONES Y REGLAS COMO MEDIO ADMIRABLE DE INSPIRACIÓN PARA LA SALVACIÓN.
Tras varias semanas de viajar para realizar actividades de animación en el carisma y mudarme de la Cátedra Kusenberger de Estudios Oblatos en San Antonio a Roma, San Eugenio nos habla nuevamente.
Una estatua de la Inmaculada Concepción nos honra en la capilla de la Casa General en Roma, a la que amorosamente se conoce como la “Madonna Oblata”. Al estar en oración frente a esta estatua, San Eugenio tuvo una revelación mística, recibiendo la seguridad de que su pequeña congregación era bendecida por Dios y de que a pesar de todas las dificultades por las que atravesaba, contenía la semilla de un gran árbol que florecería. Al observar la naciente Congregación Oblata, exclamó:
“Lo encuentro valioso,
Me sentí complacido por todo ello,
Aprecié sus reglas, sus estatutos;
Su ministerio me pareció admirablemente inspirador, como lo es por cierto.
Al ver la Sociedad, vi en ella un medio indudable, incluso infalible de salvación”.
Carta a Henri Tempier, Agosto 15, 1822, EO VI núm. 86
Al acercarse el 200 aniversario del reconocimiento oficial de la Iglesia de la aprobación de nuestra Regla Oblata, he reflexionado acerca de los artículos de las Constituciones y Reglas según el punto de vista de San Eugenio. A partir de aquí hemos analizado las primeras cinco Constituciones, y les invito a releerlas junto a Eugenio, por su importancia para comprender nuestro carisma y como una fuente admirable de inspiración para la salvación.
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