ES POR NUESTRO TESTIMONIO Y NUESTRAS PALABRAS, QUE LOS MÁS ABANDONADOS PUEDEN VER EL ROSTRO DE JESÚS (Constitución 5)

“La Congregación entera es misionera. Su primer servicio en la Iglesia es el de anunciar a Cristo y su Reino a los más abandonados”.  (Constitución 5)

Esto lo dice todo y es el objetivo deseado para el ministerio Oblato.  La prueba de autenticidad y fidelidad a nuestro carisma proveniente de Dios, es la pregunta: ¿el testimonio de mi estilo de vida y actividades proclaman a Cristo y su Reino a los más abandonados? ¿Las personas pueden apreciar que mi vida no tendría sentido si Jesucristo y su Reino no formaran parte de ella?

La Constitución 5 refleja la convicción de Eugenio respecto a nuestra vocación:

“¿Alguna vez comprenderemos de forma adecuada esta sublime vocación? Para ello tendríamos que comprender la excelencia del fin de nuestro Instituto, más allá de cualquier afirmación que el más perfecto pudiera proponer en este mundo, puesto que el fin de nuestro Instituto es el mismo que el Hijo de Dios tuvo en mente al bajar a la tierra:  La gloria de su Padre celestial y la salvación de las almas. […]  Fue enviado en forma especial a evangelizar a los pobres: «Evangelizare pauperibus misit me».  Y fuimos fundados precisamnete para trabajar por la conversión de las almas, y en especial para evangelizar a los pobres”. 

Retiro, Octubre 1831, EO XV núm. 163

El Papa Francisco nos recuerda que encontramos el rostro de Jesús a través de una cadena de testigos sin ruptura.  En consecuencia, es por nuestro testimonio y nuestras palabras, que los más abandonados pueden ver el rostro de Jesús.

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