JUEVES SANTO: EL DON SIN RESERVA DE LA PROPIA OBLACIÓN  (Constitución 2)

En este día en que recordamos la última cena y la entrega de Jesucristo en la institución de la Eucaristía y el comienzo de la pasión, como miembros de la Familia Oblata recordamos la respuesta de Eugenio a la oblación de Jesucristo en abril de 1816:

En resumidas cuentas, el P. Tempier y yo juzgamos que no había que aplazarlo más, y el jueves santo (11 de abril de 1816) recogidos los dos bajo el andamio del hermoso monumento que habíamos hecho en el altar mayor de la Iglesia de la misión, con un gozo indecible, hicimos los votos en la noche de ese santo día.
Hicimos nuestros votos con indecible alegría. Saboreamos nuestra dicha durante toda esta hermosa noche en la presencia de nuestro Señor, al pie del trono magnífico donde lo habíamos puesto para la misa de los presantificados del día siguiente…

Memorias de Eugenio de Mazenod en Rambert I, p. 187.

Nuestra Regla de Vida actual refleja el «con un gozo indecible, hicimos los votos» de nuestro Fundador e invita a cada uno de nosotros, miembros de su Familia Oblata, según nuestro estado de vida, a renovar nuestro deseo de ponerse:

… al servicio del pueblo de Dios con amor desinteresado. Su celo apostólico es sostenido por el don sin reserva de la propia oblación, oblación renovada sin cesar en las exigencias de su misión.( Constitución 2)

Que el «gozo indecible» de la oblación de Jesucristo y nuestra respuesta a ella sean nuestras en este Jueves Santo.

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