EL OFRECIMIENTO DE MI VIDA AL SEÑOR PARA SALVAR A MI GENTE DE LA ENFERMEDAD QUE LES AMENAZABA

El Santuario de Notre Dame de la Garde se ubica en una colina que mira la ciudad de Marsella, donde la “Buena Madre» (como se refieren a María los habitantes de la ciudad) cuida a todos. En cuanto Eugenio llegó a la ciudad, se dirigió a agradecer por un viaje seguro y a ratificar su ofrecimiento para que terminara la epidemia de cólera.

“Mi primer pensamiento fue ir y dar gracias a nuestra Buena Madre en su santuario de la Garde. Fui ahí hoy domingo para la celebración de los santos misterios y a ratificar a los pies de María el ofrecimiento de mi vida al Señor para salvar a mi gente de la enfermedad que les amenazaba, un ofrecimiento hecho en cuanto supe que el cólera era mortal en Marsella.  La santa colina estaba llena de fieles que llegaron al santuario al mismo tiempo que yo.  A mi llegada la capilla estaba llena.  Antes de iniciar la Misa, sentí era mi deber decir algunas palabras de aliento a la multitud, que al juzgar por las lágrimas que vi fluir, estaban totalmente en sintonía con los sentimientos que expresé, provenientes del fondo de mi corazón”.

Diario de Eugenio de Mazenod, Septiembre 23, 1849, EO XXII

REFLEXIÓN

«Mártir es alguien que se preocupa tanto por algo fuera de él, que olvida su vida personal”.   (G.K. Chesterton)

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