Dos años después de nuestra fundación en Aix en Provence, Eugenio describió lo que había soñado para su familia misionera:
“y aunque por su escaso número actual y por las necesidades más apremiantes de los pueblos que los rodean deban limitar de momento su celo a los pobres de nuestros campos y demás, su ambición debe abarcar, en sus santos deseos, la inmensa extensión de la tierra entera”.
Regla de 1818, Capítulo primero, §3. Nota Bene. Missions, 78 (1951) pág. 15
Así, después de 30 años y con la salida de los Misioneros hacia los Estados Unidos, expresa, al cumplirse su sueño:
“Cuando hayan llegado a su destino, nuestra familia anunciará a Jesucristo de un mar a otro, en inmensas regiones que no lo han conocido jamás. ¡Qué apostolado!”.
Carta al P. Jean Baudrand en Bytown, Canadá, Enero 21, 1847, EO I núm.77
REFLEXIÓN
«Sueño que pinto y luego pinto mi sueño».