LES PERMITIRÁ REALIZAR PRODIGIOS ADONDE SEAN ENVIADOS

En los escritos de Eugenio de Mazenod que presento a diario se reflejan las muchas tareas que tenía como Superior General de los Oblatos en Francia y Canadá, como responsable del personal, la misión y la vida comunitaria de todos los Oblatos y al mismo tiempo, como obispo de la segunda diócesis más grande de Francia.

Al tener el Océano Atlántico separándolo de sus misioneros en Canadá, le preocupaba en especial que se mantuviera el espíritu recibido de Dios, así como la misión de los Oblatos, que Dios le había llevado a fundar. El éxito misionero estaría asegurado al mantener el carisma, lo que es evidente en esta carta al Padre Guigues, el nuevo superior de la misión en Canadá.

“Nada podría alegrarme tanto como su comentario de la buena disposición y virtudes de nuestros Padres. Pido a Dios les conserve el buen espíritu que ha visto en ellos, que les permitirá realizar prodigios adonde sean enviados”.

El primer superior fue el Padre Honorat, quien se había esforzado para establecer la nueva misión, aunque encontró muchas dificultades y obstáculos.

“Esperaba del P. Honorat ese buen ejemplo que da; nadie ha reconocido más que yo sus virtudes religiosas. La carga que tuve que imponerle era demasiado pesada para él; ya está aliviado en su nueva posición e irá bien; así debería ocurrir con los demás”.

Carta al P. Eugene Guigues en Canadá, Diciembre 5, 1844, EO I núm. 50

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