EUGENIO Y LA HISTORIA DE FRANCIA: EL RETORNO DE NUESTROS PRÍNCIPES LEGÍTIMOS

Napoleón fue derrotado definitivamente en junio de 1815. Leflon escribe:

La caída de Napoleón hizo posible que la Iglesia no sólo restableciera sus derechos espirituales en la jurisdicción papal, episcopal y capitular, sino que además abriera por completo sus actividades apostólicas.  Al Padre  de Mazenod le parecía una liberación  providencial, que al mismo tiempo daba respuesta a las necesidades de la situación religiosa y abría el camino que por largo tiempo  su celo había deseado seguir. 
Años después escribió:
El reinado de Napoleón, que tuvo oportunidad de perseguir a la Iglesia, nulificó todos los esfuerzos de nuestros jóvenes compañeros sacerdotes. Si todos sus planes, al igual que los nuestros, no hubieran sido obstaculizados por tal reinado de hierro, su celo habría compensado su escasez. El Imperio fue derrocado y fue solo al nosotros emerger de tal crisis y con el retorno de nuestros príncipes legítimos, que sentimos alguna esperanza de realizar por el bien de la gente de Francia algunas de las ideas que habíamos alimentado constantemente durante toda nuestra capacitación en el seminario y durante los tres primeros años de nuestro sacerdocio.   (Eugenio de Mazenod, “Memoires,” cita en Rambert I pág. 161)
Leflon II, pp. 10-11
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