SEGUIR LA GUÍA ENTRE LA VISIÓN PROFÉTICA Y EL SUSTENTO ESPIRITUAL (CONSTITUCIÓN 9)

“Como miembros de la Iglesia profética, los Oblatos han de ser testigos de la santidad y la justicia de Dios, reconociéndose ellos mismos necesitados de conversión. Anuncian la presencia liberadora de Cristo y el mundo nuevo que nace de su resurrección el mundo nuevo que nace de su resurrección. Escuchan y hacen que se escuche el clamor de los sin voz, que apela al Dios que «derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes» (Lc 1, 52). Llevan a cabo esta misión profética en la comunión eclesial, según las disposiciones de la jerarquía y bajo la dependencia de los superiores”.

El historiador religioso Timothy B. Tyson en sus palabras nos ayuda a vivir la Constitución 9:

“Cada ministro digno de llamarse así, debe seguir la línea entre la visión profética y el sustento espiritual, entre decir a las personas lo que esperan oir y desafiarlos con los temas difíciles que necesitan escuchar.  En Oxford, mi padre comenzó a sentir que todos los miembros deseaban que él los casara y enterrara y se alejara de sus almas”.

Al mirar la Cruz, Eugenio se vió tal como estaba: confundido y perdido sin dirección. El significado de la conversión fue que al fin había encontrado el enfoque al verse a través del Salvador Crucificado, llevándole a comenzar a ver al mundo a través de los mismos ojos y comprender el propósito de su vida como “co-operador de Cristo Salvador”.

A través de los ojos de Cristo crucificado, se dio cuenta de que una multitud de pobres perdidos se arremolinaban al pie de la Cruz, centrados en ellos y su sufrimiento, igual que las mujeres en la tumba vacía, que tuvieron que ser sacudidas por el ángel, diciéndoles “Él va delante de ustedes a Galilea. Ahí lo verán”.

“Galilea” es donde transcurre nuestra vida cotidiana. El mensaje del Salvador Crucificado es un llamado a sumergirnos por completo en nuestra vida diaria, donde podemos descubrir la presencia liberadora de Jesucristo y el nuevo mundo surgido de su resurección.  Al igual que Eugenio, una vez que llegamos a este proceso personal como discípulos misioneros, nos encontramos tomando mayor conciencia de quienes nos rodean y necesitan más el mismo cambio de visión.

El mensaje y misión Oblata es: caminar con los pobres y abandonados en su humanidad, para descubrir la presencia liberadora de Jesucristo y el nuevo mundo surgido de su resurrección en sus luchas y alegrías, para luego acompañarlos a crecer como cristianos y santos en el proceso.