CERCANOS A LA GENTE HABLANDO SU IDIOMA (C8)
“Siempre cerca de la gente con la que trabajan, los Oblatos prestarán constantementeatención a las aspiraciones de la misma y a los valores que posee…
La predicación de los Misioneros era en provenzal y utilizar su idioma les acercó a la gente más humilde y menos educada. Eugenio había fundado a su familia misionera precisamente para llegar a los más abandonados al predicar en su idioma. El uso del provenzal era un principio al que se apegaba insistentemente.
La postura oficial del Gobierno después de la Revolución, era el uso del francés como único idioma para unificar al país. El resultado fue que los habitantes de las aldeas remotas que solo hablaban provenzal quedaran aun más abandonados. Los Misioneros lo contravinieron para llevarlos a Dios de forma más efectiva.
Un ejemplo sucedió en 1833 cuando el Alcalde de La Ciotat publicó anuncios severos en el pueblo condenando a los Misioneros y su uso del provenzal. Eugenio respondió:
“Leemos que el tema del discurso inconcebible del Alcalde es el idioma que utilizo en mis instrucciones. Hasta ahora he considerado necesario dirigirme a los buenos granjeros y pescadores en el idioma que mejor entienden. La ira del Alcalde no me lleva a cambiar de opinión”.
BOUDENS, R., “Mgr. de Mazenod et le provençal” en Études Oblates 15 (1956), pp. 6-7
En 1838, Eugenio escribió en su diario acerca de una visita pastoral que había realizado a una parroquia en su diócesis:
“Todos los que me acompañaron y asistieron quedaron sorprendidos, al igual que yo estoy siempre, por la atención de los presentes, incluso los niños; de hecho notando en especial la atención de los niños.
Esto es una señal de que sigo el único método útil al hablarles en su propio idioma. Además muestra que debemos estar al alcance de la gente, no por narrar algunas historias, ni por traducir algunos discursos franceses a la letra, sino por explicar bien el pensamiento de uno. Así podemos dar buenas instrucciones sobre la verdad más sublime y que sea de gran beneficio para la gente. Confíen en mi experiencia”.
Diario, Septiembre 4, 1838, EO XIX
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