EL PODER DE DIOS PERMITE AL MISIONERO ESTAR CERCA DE LA GENTE

“Siempre cerca de la gente con la que trabajan,  los  Oblatos  prestarán constantemente atención a las aspiraciones de la misma y a los valores que posee”. (C8)

“Humildes ante la propia insuficiencia, pero confiando en el poder de Dios, se afanarán por conducir a todos, especialmente a los pobres, a la plena conciencia de su dignidad de seres humanos e hijos de Dios”.  Constitución 8

El contacto directo con las personas les invitaba a encontrarse con el Salvador, aunque los misioneros debían asegurarse de que ellos mismos habían pedido ser Sus cooperadores e instrumentos.

Con ese espíritu de cercanía evangélica, en los primeros días de las misiones visitaban en sus casas a las personas de las aldeas más pequeñas, para establecer contacto con ellos y ver si había algún otro problema pastoral que atender.

En la primera Regla de los Misioneros, Eugenio estableció este principio:

“Los misioneros visitarán sin distinción a todos los habitantes del lugar, con gran sencillez, amabilidad, afabilidad y consideración.

Antes de de la visita, los misioneros estarán ante el Santísimo Sacramento para presentar ante nuestro Señor Jesucristo tan importante acción, de tanta influencia en el éxito de la misión”. 

Regla de 1818, 1ª Parte, Capítulo 2, §2

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