“Están siempre dispuestos a responder a las necesidades más urgentes de la Iglesia mediante varias formas de testimonios y ministerios” (Constitución 7)
¡Este es un reflejo del espíritu de Eugenio y de los primeros Misioneros! En sus misiones utilizaban cualquier forma posible de ceremonia, gestos simbólicos y ministerio para transmitir su mensaje y atender las necesidades de las personas. El enfoque de Eugenio como Obispo de Marsella era el mismo para su iglesia local y fuera de ella. Además de cartas pastorales, sermones y contacto personal, su respuesta era incluir a tantas personas como fuera posible en la obra de beneficencia. Leemos su nota:
“Admiro cómo se multiplican estos actos de beneficencia. ¡Cuántas nuevas instituciones tienen como objetivo lo que antes de desconocía!»
Niños, ancianos, enfermos, pobres, el trabajador vencido de mañana a noche por el peso del trabajo del día en el calor, los inocentes en peligro, los vicios repugnantes y generados por el remordimiento, el joven prisionero ya iniciado en los hábitos de los criminales, el infractor ya endurecido por el delito, el rico mismo a menudo tan desvalido ante Dios en su lecho de muerte.
La caridad abarca todo; y cuando surgen nuevas necesidades, se encuentran nuevas respuestas:
Ayuda espiritual y corporal, alimento para el alma, pan para el cuerpo; instrucción a los analfabetas; consejo y guía ante la debilidad; un santuario para la virtud o para penitencia; sentimientos piadosos, dulce consuelo, fortaleza sobrenatural para los moribundos. Todo tipo de bien es prodigado en el nombre de Jesucristo”.
Carta Pastoral del Obispo de Mazenod a la Diócesis de Marsella, Cuaresma 1847.
Bendice y fortalece a tus hijas e hijos Oblatos de María Inmaculada Señor y continúen fortaleciendo su misión sirviendo unidos con los laicos oblatos que viven el carisma de San Eugenio!