LA VISIÓN DE NUESTRA FUNDACIÓN HOY EN DÍA: MISIONEROS DE LOS POBRES, DE ACUERDO AL EJEMPLO DE MARÍA, QUIEN SE CONSAGRÓ ENTERAMENTE A LAS NECESIDADES DE ELLOS

Como miembros de la Iglesia profética, los Oblatos han de ser testigos de la santidad y la justicia de Dios, reconociéndose ellos mismos necesitados de conversión. Anuncian la presencia liberadora de Cristo y el mundo nuevo que nace de su resurrección. Escuchan y hacen que se escuche el clamor de los sin voz, que apela al Dios que «derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes» (Lc 1, 52). (CC&RR, Constitución 9)

El texto de esta Constitución alarmó a algunos al llegar el tiempo para su aprobación eclesiástica. El Padre Jetté, quien fuera Superior General, respondió a nombre de los Oblatos:

“La alusión al cántico de María debe leerse en la perspectiva bíblica de la salvación. Como Oblatos de María Inmaculada, amamos vivir nuestra vocación de misioneros de los pobres, de acuerdo al ejemplo de ella, quien dio su atención total a las necesidades de los pequeños y los pobres, entre la gente de Dios. En su homilía del 30 de enero de 1979 en el Santuario de Zapopan (México), el Papa Juan Pablo II no dudó en citar este mismo pasaje al referirse al compromiso cristiano al servir a los más pobres de los pobres” (Réponse aux Observations de la S.C.R.I.S., Abril 16, 1982)” F. Jetté, The Apostolic Man, pág. 103

María Inmaculada es la patrona de la Congregación. Dócil al Espíritu, se consagró enteramente, como sierva humilde, a la persona y a la obra del Salvador. En la Virgen que recibe a Cristo para darlo al mundo del que es única esperanza, los Oblatos reconocen el modelo de la fe de la Iglesia y de la suya propia. (CC&RR, Constitución 10)

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