LA DEVOCIÓN FILIAL DE SAN EUGENIO A MARÍA COMO SU MADRE, Y LA NUESTRA

Las exigencias académicas y los compromisos congregacionales desde el fallecimiento del P. David Muñoz se han multiplicado, y me resulta difícil mantener el ritmo de las nuevas entradas de San Eugenio Habla. Para ponerme al día durante unas semanas, y en lugar de tomarme un descanso, me voy a publicar de nuevo algunas entradas anteriores sobre María. Nos preparamos para la Fiesta de la Inmaculada Concepción y el tiempo de Adviento es el tiempo de María, así que espero que estas reflexiones os sean provechosas en vuestro camino espiritual.

El camino de la vida de San Eugenio estuvo siempre acompañado por María, a la que amaba como madre. Mirando retrospectivamente a su vida, escribió en su testamento

“Invoco para eso la protección de la Santísima e Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, atreviéndome a recordarle, con toda humildad pero también con consuelo, la devoción filial de toda mi vida y el deseo que siempre he tenido de procurar que fuera conocida y amada y de propagar su culto en todas partes por el ministerio de aquellos que la Iglesia me ha dado como hijos y que se han asociado a mis planes”.

Testamento de Eugenio de Mazenod, el 1 de agosto 1854, E.O. XV n. 191

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