“La religión, cuyos intereses están por encima de este mundo, tanto como el alma está por encima del cuerpo, también nos nuestra su causa sagrada, vinculada muy de cerca a la del país…
¡Que el Señor conceda a Su Iglesia que la justicia inspire todas las decisiones a las que estaremos sujetos! Y así, en su contacto con las nuevas instituciones o en su actitud confiada hacia ellas, pueda comunicarles algo de la virtud esencial que proviene de su seno, lo dañado en la sociedad será curado y la aprobación divina llegará a lo que habrá de perdurar. Entonces, y solo entonces, la mirada de Dios se posará con complacencia en la obra de Su misericordia, como fue cuando vio la tarea de Su palabra creativa “y vio Dios que era bueno” (Gen 1:10) y la bendición celestial bajará con poder y sin cesar para que la paz reine con fuerza entre nosotros, al igual que la abundancia y la prosperidad, bajo la protección de nuestras leyes: «Reine la paz dentro de tus muros, la prosperidad en tus palacios!». (Ed Salmo 122:7)
Carta Pastoral del Obispo de Marsella, en ocasión de las elecciones generales y próxima apertura de la Asamblea Nacional, Marzo 20, 1848
REFLEXIÓN