EL LLAMADO A LOS POLÍTICOS PARA SER COOPERADORES DE DIOS
La Asamblea Nacional redactaría una nueva constitución, que Eugenio imaginaba como una edificación invisible abarcando a todos los ciudadanos franceses. Sus constructores y protectores serían los políticos en la Asamblea Nacional e invitó a los habitantes de Marsella a ver el papel de Dios en el proceso de construcción.
“Una nueva estructura está por erigirse, colocando a los hijos de Francia bajo su techo como una sola familia. ¿Podemos no pedir al Señor “que edifique la casa, si en vano trabajan los albañiles?” (Salmo 126-127,1)
Al construirse una nueva ciudad, en la que habitaremos ¿no es acaso necesario que, después de inspirar y dar poder a los constructores, “el Señor custodie la ciudad”, pues sin él “en vano vigila el centinela?” (Salmo 126-127, 2)
Así es, mis queridísimos hermanos, aquéllos que trabajarán en la constitución de Francia, son llamados a convertirse, de cumplir fiel y santamente su encomienda, en los cooperadores de una Providencia misericordiosa, en los instrumentos visibles de su intervención. Así serán luego “los ministros de Dios para el bien”. ¡Qué misión tan importante, y cuán interesados estamos en su dedicación sin reserva a ello, animados por el celo más sincero y generoso por la patria”. Que cumplan con alegría esta gloriosa misión, según los amorosos planes de nuestro “Padre, que está en el cielo!” (Mt 6:9)
Carta Pastoral del Obispo de Marsella, en ocasión de las elecciones generales y próxima apertura de la Asamblea Nacional, Marzo 20, 1848
REFLEXIÓN
“Que cada ciudadano recuerde al momento de entregar su voto… que ejerce una de las confianzas más solemnes en la sociedad, por la que es responsable ante Dios y su país”. (Samuel Adams)
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