REUNIÓN FRATERNA, QUE ES SÍMBOLO DE LA CARIDAD Y LA UNIÓN QUE DEBE REINAR EN TODOS LOS CORAZONES, PARA FELICIDAD Y GLORIA DE LA NACIÓN Y PARA PROSPERIDAD DE LA REPÚBLICA

La nueva República parecía tener un buen presagio para la Iglesia, y Eugenio escribió en su diario:

“Parece que en esta revolución se ha decidido rendir homenaje a la religión y sus ministros, siendo una razón para prestarse a ciertas exigencias”.

Diario de Eugenio de Mazenod, Abril 15, 1848, EO XXI

Una de dichas exigencias fue que el Obispo asistiera a una comida al aire libre por los habitantes de Marsella, en celebración de la República.

“Así pues, fui a esa inmensa reunión. Apenas entré al lugar, miles de voces gritaban: “¡Viva monseñor! ¡Viva la religión!” En todas partes esos vítores se habían repetido a mi paso, acompañándome hasta el lugar que me habían preparado…”.

Hubo muchos discursos y Eugenio optó por no dar uno, aunque escribió:

 “Yo más o menos habría dicho estas palabras:

Con placer acudí a la amable invitación recibida para estar en medio de ustedes en esta fiesta de familia. Es un consuelo para un padre sentarse a la mesa de sus hijos, sobre todo al ver a su lado a este joven e inteligente comisario del gobierno, que ha sabido conquistar la simpatía, la estimación y el afecto de toda nuestra población, y a los magistrados aquí reunidos, a quienes la ciudad tanto reconocimiento debe; a esta guardia nacional tan admirable en su dedicación, y a estos soldados, honor de la patria, etc. “. Deseaba considerar mi alocución como una especie de bendición de la mesa, habiendo podido añadir: “Mis bien amados hermanos, a fin de que en este día solemne nadie pueda exponerse a transgredir las santas leyes de la Iglesia, otorgo a todos los presentes en este banquete (había para cada uno una rebanada jamón y una de salchichón, un pan y una botella de vino), la dispensa de la abstinencia cuaresmal (Domingo de Ramos). Y ruego a Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, que derrame sus bendiciones sobre esta reunión fraterna, que es símbolo de la caridad y la unión que debe reinar en todos los corazones, para felicidad y gloria de la nación y para prosperidad de la República”.

Diario de Eugenio de Mazenod, Abril 16, 1848, EO XXI

REFLEXIÓN

«La esperanza no es la convicción de que algo saldrá bien, sino la certidumbre de que algo tiene sentido, sin importar cómo resulte”. (Vaclav Havel)

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