UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD

 No todos los candidatos que llegaban para unirse a los Misioneros Oblatos eran adecuados.  La actitud y comportamiento del hermano escolástico Fortuné Chavard, de 21 años, llevó a que Eugenio y su consejo decidieran expulsarlo.  Al escribir al P. Vincens, Maestro de Novicios, Eugenio le dijo:

“Querido P. Vincens, esta carta será entregada por el Hno. Chavard, a quien envío a pasar seis meses en el noviciado, donde entiendo sigue puntualmente todos los ejercicios. Es una oportunidad que le concedo y espero aprovechará. Es también su esperanza y su decisión…

Este pobre Hermano ha quedado aterrado por el golpe. [Ed. de su expulsión inminente].  Nunca hubiera esperado una medida tan severa como la que ha visto, precursora de su pérdida. No había aún tal  sentencia, pero el consejo no cambiaba su decisión.
 
Entonces se dirigió al P. Aubert y al P. Semería que habían formado parte del consejo y pudo convencerlos de su arrepentimiento; ellos me han hablado a favor de él. El P. Tempier está de su parte, así que acepté cambiar con ellos la decisión, y en lugar de despedirlo definitivamente, pasará seis meses en el noviciado para retemplarse en su vocación. Lo observarás con la mayor atención y me darás cuenta de su progreso. Si estás satisfecho, se reintegrará al pasar los seis meses y se le devolverá la cruz que se le retiró”.

Carta al P. Ambroise Vincens, Octubre 19, 1847, EO X núm. 949

Eugenio anotó en su Diario:

“Vi al hermano Chavard de nuevo y le hablé sobre la posición en que se había puesto, concediéndole la conmutación de la sentencia en su contra. Se tratará de ver si seis meses de noviciado le dan el espíritu de la congregación, que es eminentemente religioso y que él está lejos de tener”.

Diario de Eugenio de Mazenod, Octubre 17, 1847, EO XXI

REFLEXIÓN

El período de oración y reflexión de Chavard funcionó, terminó sus estudios y fue ordenado al sacerdocio dos años después.

«Es tan diferente cuando tienes una segunda oportunidad, para volver y hacer lo que debes: eres más humilde, lo valoras más y sabes qué no hacer de nuevo”.  (Da Brat)

¿Cuántas “segundas oportunidades” nos da Dios a lo largo de nuestras vidas?  No tenemos dedos suficientes para contarlas.

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