TE RECOMIENDO, EN EL CURSO DE TU VIDA, APRENDER A PREGUNTAR
Charles Baret fue un joven brillante que ingresó con los Oblatos a los 17 años. Era músico, poeta, y tenía un gran don para aprender idiomas. Al terminar sus estudios, era aun muy joven para ser ordenado al sacerdocio, por lo que dio clases de filosofía en el seminario. Eugenio tenía un afecto paternal especial por el joven talentoso y extrovertido.
“Mi querido Hermano Baret, no te equivocaste al saber que yo compartiría todas tus penas. No es hoy cuando debías convencerte de mi interés y amor paternal por ti. En este momento lo confirmo de nuevo, al informarte que he provisto la educación y tal vez al futuro de tu joven hermana, si Dios le llamara al estado religioso. Mientras tanto, he hablado con la superiora de las Hermanas de los Santísimos Nombres de Jesús y de María para que reciba a esta niña en su casa”.
Al fallecer su hermano, los sobrinos y sobrinas de Charles Baret quedaron huérfanos y había aceptado cuidar de ellos, aunque sin consultar son sus superiores religiosos.
“Ahora, ¿has hecho bien al aceptar la tutela sin mi consentimiento? No lo creo. Te era tan fácil consultarme y era tu obligación. Es algo hecho y no haré los comentarios que podría. Solo te recomiendo en el curso de tu vida, aprender a preguntar, e ir con quien corresponde para aconsejarte o dirigirte”.
Carta al Hermano Charles Baret en Marsella, Febrero 24, 1847, EO X núm. 924
REFLEXIÓN
«Pocas cosas tienen éxito ante el deseo impetuoso, pero la mayoría sí, a través de la calma y el pensamiento sensato». (Tucídides)
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Muchas veces damos el dominio a nuestros impulsos, actuamos irreflexivamente, es bueno parar, pensar, y pedir consejo, con humildad, no sentir vergüenza al hacerlo, máxime que buscamos ser lo más justos posibles con el prójimo.