Como Superior General de los Misioneros Oblatos, Eugenio buscaba estar en contacto constante con sus actividades en Francia y las misiones en el extranjero. El principal enfoque en Francia continuaba siendo la predicación de misiones. Al concluir una misión exitosa en San Maximino, donde se creía estaban las reliquias de María Magdalena, Eugenio escribió:
“La misión en San Maximino ha tenido resultados magníficos… Traje conmigo al Obispo [ed. de Fréjus] para presenciar lo hermoso que es la clausura de una misión, quedando en verdad asombrado, ya que fue algo completamente nuevo para él. Todo transcurrió como deseé, por el honor de la Congregación”.
Eugenio añadió:
“Desafortunadamente, la calidad de los sacerdotes que quedan en el lugar les impedirá hacer algo para mantener la maravillosa tarea lograda por la gracia”.
Carta al P. Hippolyte Courtès en Aix en Provence, Enero 11, 1847, EO X núm. 920
El enfoque en la misión de los Oblatos era pasar algunas semanas en una parroquia para realizar una renovación completa. Sin embargo, el éxito dependía de que el clero local la continuara. La mala calidad de algunos clérigos hizo que Eugenio, como una de las fases de nuestro carisma, se hiciera cargo de dirigir los seminarios.
(Como dato histórico: 12 años después San Maximino quedó a cargo de los Dominicos, quienes revivieron el centro).
REFLEXIÓN