DESCUBRIENDO A MARÍA EN NUESTRA MISIÓN

Dos años después de la fundación de los Misioneros, fuimos invitados a asumir el cargo de la misión del santuario Mariano de Notre Dame du Laus.

Después de la visita a Nuestra Señora du Laus, Eugenio describió el lugar y la evangelización que los Misioneros habrían de realizar desde ahí:

“Hemos formado un establecimiento en Ntra. Sra. de Laus: lo que nos pone en relación directa con la diócesis de Gap, de Digne, de Embrum y de Sisteron.
Nos hemos hecho los guardianes de uno de los más célebres santuarios de la Santísima Virgen, en el que Dios gusta manifestar el poder que ha otorgado a esa querida Madre de la Misión”.

Carta a Pierre Mie, octubre 1818, E.O. VI n.31

En ese momento los Misioneros no tenían una identidad Mariana específica, pero al trabajar en Laus comenzó a manifestarse, al comprender que los santuarios Marianos formaban parte de su trascendencia misionera.

Eugenio escribe sobre esta misión diecisiete años después:

“Con toda razón se atribuye al cuidado que la Congregación siempre ha tenido, el cumplir su misión en este lugar bendito. De ahí el incesante aumento de fieles que llegan a los pies de nuestra buena Madre, con la seguridad de encontrar en la escalinata del trono terrenal a la Reina del Cielo, a los ministros del celo de su divino Hijo, con la encomienda especial de reconciliar a los pecadores a quienes su Madre de misericordia llama al perdón y a la paz, a través de su poderosa protección. Por ello tantas conversiones. Una renovación del fervor para tantas almas impías que a diario atrae el perfume de María, el brillo de las maravillas que nunca deja de realizar, y hay que decirlo, por la edificación que produce ver la normalidad de la comunidad”.

E. MAZENOD, Acta de Visita de la casa de Notre-Dame de Laus, Octubre 18, 1835

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