Al encontrarnos en períodos de oscuridad, nuestra luz y fortaleza proviene de recordar nuestras experiencias con Dios.
Lo que me dices de cómo trabaja la gracia en ti me produce la mayor alegría; ¡así es como Dios actúa con sus hijos de buena voluntad! La profunda impresión en tu alma no solo servirá para tu progreso en los días de fervor en que el rocío del cielo cae de modo sensible para tu consuelo y estímulo, sino además para los tiempos de prueba y oscuridad, suponiendo que el Señor te los envíe, como hace a veces con quien ama mucho. Es entonces que el recuerdo de la comunicación íntima con la gracia nos anima; se vive, por así decirlo, de su fuerza…
Carta a Casimir Aubert, Noviembre 10, 1835 EO VIII núm. 551