Eugenio había recibido el carisma del Espíritu Santo. Como Fundador y Superior General, era su responsabilidad asegurarse que los Oblatos vivieran y realizaran la misión de acuerdo a su espíritu. Insistía particularmente cuando las comunidades se conformaban de Oblatos muy jóvenes:
Manténganme al corriente de todo y envíenme sus consultas con frecuencia. El P. Dassy facilitará el trabajo del Superior, a través de su obediencia y celo por la regularidad. Trabajarán juntos para establecer la base de un establecimiento que no podrá prosperar ni honrar a nuestra Congregación, si no es sólida.
Requieren saber las necesidades del más nuevo de la comunidad:
Piensen por otra parte, que el P. Vincens a quien les envío, sólo lleva un año entre nosotros; la laxitud o lo escandalizaría o llevaría por un camino contrario al que se le ha indicado como único para lograr los fines de la Sociedad.
Finaliza con algunas palabras de aliento:
Así mis queridos hijos, les pido en nombre de Dios hagan lo que les pido; pueden hacerlo, tienen la voluntad, manos a la obra. A pesar de nuestra pobreza, les enviaré un sacerdote más en cuanto lo tengamos…
Carta a los Padres Guigues y Dassy, Agosto 18, 1834, EO VIII núm. 484