HACE 200 AÑOS: HAGAN LO QUE ÉL LES ORDENE

En su oración, Eugenio se vuelve ahora a María, pidiéndole le acompañe al vivir sus nuevas responsabilidades.

Virgen María, mi Madre querida, si os invocara más a menudo, no tendría tanto que lamentarme de mí.
Ayudadme, Madre, con vuestra poderosa intercesión a cumplir todos los deberes que vuestro Hijo me ha impuesto,
de un modo muy distinto de como lo he hecho hasta ahora, para que con vuestra ayuda encuentre mi recompensa en cumplirlos como es debido
y, tras haberlos cumplido, una recompensa todavía mayor en el cielo adonde os suplico me atraigáis cuando sea menos indigno de entrar.

Retiro de un día, durante el retiro de la comunidad, el 30 de octubre 1818,
E.O. XV n. 148

 

Esta entrada fue publicada en Uncategorized. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *