EUGENIO Y LA HISTORIA DE FRANCIA: UNA DE LAS LLAGAS ACTUALES DE LA IGLESIA, QUE HAY QUE CURAR CON HIERRO Y FUEGO, SI LOS REMEDIOS MÁS LEVES NO FUERAN EFICIENTES

“…una de las llagas actuales de la Iglesia, que hay que curar con hierro y fuego, si los remedios más leves no fueran eficientes”.

En la Arquidiócesis de Aix había división entre quienes habían sido fieles al Obispo y quienes no habían reconocido su autoridad – proveniente de Napoleón y no del Papa. Eugenio claramente tomó partido por este último.

Las componendas enervan la disciplina; prevalece el silencio, cuando el deber hubiera sido hablar. Que se socaven, de no poderse destruir de golpe, esas detestables pretendidas libertades, refugio de la impiedad, el cisma constitucional, la insubordinación y la rebeldía de los bonapartistas. En ese antro se acaba por ser católico de nombre; al menos se usa a menudo un lenguaje heterodoxo. Las personas de esta clase dan juicios de todo tipo. No frente a mí, pues me temen, no sé por qué, o mejor dicho, lo sé de sobra.

El bravío joven Eugenio continúa resonando:

Tanto es así que el obispo de Metz, según me cuentan de París, me ve como a su más temible adversario, no solo en Aix, que podría tener algún fundamento, sino también en París, lo que es absolutamente falso. Por lo demás, solo combato sus principios, que no son conformes a la verdad ni a las tradiciones de nuestros Padres. No acabaría nunca con este tema, una de las llagas actuales de la Iglesia, que hay que curar con hierro y fuego, si los remedios más leves no fueran eficientes. Por mi parte, estoy decidido a defender con tanto celo y pasión la disciplina de la Iglesia como el dogma mismo.

Carta a Forbin Janson, Junio 1814, EO XV núm. 125

 

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