¿QUO VADIS?
El lunes 28 de noviembre lo dedicó a realizar visitas oficiales a diversas personas relacionadas con la diócesis de Marsella y con otros proyectos. Al día siguiente fue a visitar y rezar a la iglesia de San Sebastián y al cementerio de San Calixto. Menciona varias ruinas romanas e iglesias por las que pasaron, y continúa:
A poca distancia de la puerta, a la izquierda, se encuentra la pequeña iglesia llamada Domine, quo vadis. Según la tradición, fue allí donde Nuestro Señor se apareció a San Pedro, llevando su cruz. Sorprendido, San Pedro le preguntó con estas palabras: Domine, quo vadis [¡Señor, ¿adónde vas?]! Y el Salvador, que quería hacerle comprender, etc., respondió: Eo Romam iterum crucifigi [Voy a Roma para ser crucificado de nuevo], y dejando la huella de sus pies en la piedra, desapareció.
Esta piedra se encuentra en la iglesia de San Sebastián, construida por Constantino sobre el famoso cementerio del papa San Calixto y situada en la misma Vía Apia. Esta iglesia fue dedicada a San Sebastián porque el cuerpo de este santo fue depositado allí por Santa Lucina, una matrona romana… Bajo el altar se encuentra una magnífica estatua de San Sebastián yacente, obra de Antonio Georgetti, siguiendo el estilo de Bernini.
Después de asistir a misa (…), bajamos a las catacumbas, embargados por un temor reverencial al ver aquellas cuevas subterráneas donde tantos mártires vivieron y fueron enterrados tras su muerte. Se calcula que fueron ciento setenta mil, entre los que se encontraban dieciocho pontífices soberanos. Los cuerpos de los santos Pedro y Pablo permanecieron aquí durante algún tiempo. Se puede ver el altar en el que los soberanos pontífices solían celebrar la misa y otro un poco más adelante en las catacumbas, donde San Felipe Neri solía pasar las noches en oración. Reconocimos el lugar donde había estado el cuerpo de Santa Cecilia y el que había ocupado el Papa San Maximiano. Después de recorrer varias veces estos pasadizos subterráneos, siguiendo a un guía y llevando todos una pequeña vela que cuidábamos mucho de no dejar que se apagara, salimos por la iglesia, tal como habíamos entrado, y volvimos a la Vía Apia, al Circo de Caracalla y a la tumba de Cecilia Metela. Solo se pueden ver los restos del Circo, pero aún así se puede apreciar en cierta medida su grandeza.
Diario romano, 29 de noviembre de 1825, EO XVIII.
Esta entrada fue publicada en
Uncategorized. Guarda el
enlace permanente.
Hermosa Historia Sagrada que nos llega a través de éstos escritos de San Eugenio. Leer es conocer virtualmente los lugares de los primeros siglos de la Iglesia, donde pasó o se apareció Jesús, las tumbas y las Catacumbas. Gracias por hacernos conocer y crecer en nuestra fe.
San Eugenio de Mazenod, ruega por toda la familia Oblata del mundo.