REZAR SIEMPRE

Vivir “todo por Dios” no sucede sólo porque uno lo desee. Requiere tener cierta disciplina y hacer un esfuerzo en tomar consciencia propia de la presencia de Dios. Efesios 6:18 llama a los cristianos a estar “siempre en oración”. Es decir, hacer cosas en una unión consciente con Dios.

El objetivo de Eugenio no era vivir como monje contemplativo – su vocación fue ser misionero activo, cuyas acciones se enraizaran profundamente en la unión con Dios. Así, cuando la gente “interrumpía” su horario, les daba la bienvenida transformando este tiempo en un momneto de encuentro con Dios.

Hacer todas las acciones delante de Dios sin perder un instante su santa presencia, cuidar mucho de ofrecerle todas las molestias que el servicio del prójimo me ocasiona.

Para poder lograr la habilidad de estar consciente de la presencia de Dios, fue necesario aprender a tener cierto auto-control – de ahí la necesidad de mortificación para evitar ser egocéntrico y caer en la tentación de ser el punto central.

Pero, a imitación de los santos, amar las mortificación y el espíritu de mortificación. Guiarme en esto por el parecer de mi director, sin caer en ningún extremo por exceso o por defecto.

Notas de retiro, agosto 1817, E.O. XV n 144

San Francisco de Asís presentó la misma idea: “Era sencillo amar a Dios en todo lo bello. Las lecciones de mayor conocimiento, sin embargo, me enseñaron a aceptar a Dios en todas las cosas”.

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