Desde el inicio de sus sermones en Limoges, el clero y otras personas no comprendieron ni apreciaron el estilo de los Oblatos. El P. Courtès no se desalentó y tuvo una buena respuesta a las críticas. Eugenio lo alabó:
“Mi querido Courtés, bravo, así había que responder a todas esas pretenciosas advertencias de los hombres que ven todo según su medida y no saben reconocer que puede encontrarse un verdadero mérito en una esfera diferente en la que creen girar.
Sepamos despreciar sus comentarios e ir a nuestro paso. Veremos al final quien habrá llevado más almas a Dios, los académicos que buscan, o los hombres apostólicos que predican como conviene, para instruir y convertir”.
Carta al P. Hippolyte Courtès en Limoges, Diciembre 30, 1847, EO X núm. 961
REFLEXIÓN
«No debes permitir que la alabanza o la crítica te afecten. Caer en cualquiera de ellas es una debilidad». (J. Wooden)