El primer grupo de misioneros llegó a Limoges a principios de noviembre, bajo el liderazgo temporal del P. Courtès. Eugenio escribió al Obispo para prepararlo y aclarar la misión de los Oblatos.
“Permítame Monseñor, hacerle una observación sobre lo que me dice acerca de que en Limoges no sólo hacen falta virtudes, sino también talento en los misioneros. Estoy de acuerdo, si se trata del talento propio del ministerio que deben realizar los misioneros.
Están llamados a evangelizar a los pobres y a trabajar por la salvación de las almas más abandonadas.
Para cumplir convenientemente con ese ministerio, en primer lugar hacen falta virtudes y luego un talento según las necesidades de quienes hay que atraer a Dios. Eso es lo que se les debe exigir”.
Carta al Obispo Buissas de Limoges, Octubre 24, 1847, EO XIII núm. 118
REFLEXIÓN
En esta carta vemos enfatizado el punto central del carisma Mazenodiano: estar en relación con Dios y llevar una vida virtuosa, para poder guiar a los más abandonados a una relación igual.