DEME UN REPORTE PERSONAL DE TODOS LOS MIEMBROS DE LA MISIÓN EN AMÉRICA  

Como Superior General, Eugenio debía tomar decisiones sobre el bienestar de los Oblatos fuera de Francia, pero para hacerlo necesitaba tener información. En el Siglo XIX, las cartas entre Canadá y Francia tardaban varios meses en llegar, lo que frustraba a Eugenio. Fue por ello que insistía en que todos los superiores locales le escribieran cada tres meses, y los demás un mínimo de una vez por año. Eugenio esperaba del Superior de toda la misión en Canadá, el Padre Guigues, una comunicación más frecuente y detallada, como vemos en esta carta:

  “Le ruego saludar afectuosamente de mi parte al P. Allard, cuya carta recibí oportunamente. Me dará gusto en una de sus primeras cartas, me de cuenta personal de todos los padres de la misión en América; coménteme sobre sus progresos en la virtud, de sus esfuerzos para corregir su carácter si es necesario, de su regularidad, obediencia, de su unión y capacidad para los diversos ministerios, etc.
Ese informe debe llegarme por lo menos una vez al año y es un deber, sin excepción alguna. Habrá de hacer lo mismo sobre la situación en cada casa y para cada misión.
Si le es complicado escribir el segundo informe, puede dictarlo al P. Allard.  Para su tarea de gobierno, espero de usted exactitud, precisión, ninguna exageración, confianza, sencillez”.

Carta al P. Eugenio Guigues en Canadá, Mayo 14, 1846, EO I núm. 62.

Lo interesante es que la preocupación principal de Eugenio no era lo que los Oblatos hacían como misioneros, sino su calidad de vida: su ser para hacer. Estaba convencido de que lograban más a través del testimonio que de las palabras.

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