PROBLEMAS Y BENDICIONES EN CANADÁ

Eugenio respetaba al Padre Casimir Aubert, con quien compartía muchos de sus pensamientos más íntimos. Eugenio le confió:

“Por otra parte, los Padres del Canadá me ocasionan grandes penas. El P. Baudrand, sorprendido de más por la poca concordancia entre las ideas del P. Honorat y las del P. Telmon, a pesar de las recomendaciones que les hice a todos, ha llenado nuestras casas con sus quejas exageradas… y es a miles de kilómetros de aquí donde ocurren esas cosas.

Es imposible que la gente de fuera no perciba el desorden y que nuestro hermoso futuro en esa región quede terriblemente comprometido…”

En medio de dichas penas, Eugenio exclamó:

“Sin embargo, Dios hace milagros por nosotros, a pesar de las dificultades causadas…”

Agradece la generosidad de los benefactores laicos que brindan apoyo material a los misioneros, y continúa dando gracias por las bendiciones de Dios:

“En cuanto a lo espiritual, las 10 misiones que nuestros Padres han predicado hasta ahora, han sido acompañadas de abundantes bendiciones.”

El excelente ministerio de los Oblatos comenzó a atraer vocaciones y solicitudes de otras diócesis:

“Se han unido a nosotros dos excelentes sacerdotes y se han anunciado otros. Los obispos de Toronto y de Quebec nos solicitan. Pero temo que todo fracase por esos indignos hijos que no saben aguantar ni sacrificar nada sino sus propios defectos. Estoy tan indignado como afligido a causa de esa conducta.”

Carta a Casimir Aubert, Septiembre 26, 1842, EO III núm. 2

Esta entrada fue publicada en Uncategorized. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *