SI HA SUCUMBIDO ANTE UNA PRUEBA TAN SENCILLA COMO ÉSTA, ¿QUÉ SERÍA EN UNA MISIÓN DIFÍCIL?

 El Padre Bermond había suplicado a Eugenio enviarlo a Canadá como uno de los primeros misioneros, pero Eugenio tuvo dudas y no lo incluyó. En la entrada anterior vimos cómo el P. Bermond se resistió a ser enviado de una comunidad en Francia a otra, por lo que Eugenio le respondió en forma cariñosa, pero contundente. 

“Después de reflexionar vuelvo a su carta y debo decirle que me causó mucha pena. Su resistencia en algo tan sencillo, las malas razones que da,  la insistencia en que cambie mi  decisión, sin considerar el problema en el que pueda ponerme, todo me ha hecho reflexionar. Primero, si su salud es tan precaria que temía el cambio de aire de Marsella a Aix por unos meses, ¿no sería una gran imprudencia exponerle a una travesía de miles de kilómetros para vivir en un país donde el clima es tan frío en invierno y tan caluroso en verano?
Luego, para las misiones tan lejanas en las que se pueden prever tantas dificultades y el servicio puede exigir tantos sacrificios y tanta fatiga física, hacen falta hombres de gran abnegación y obediencia absoluta, hombres de sacrificio, que actúen con prontitud y agrado, aún en contra de sus propias ideas.  Si ha sucumbido ante una prueba tan sencilla como ésta ¿qué sería en una misión difícil?
… Mi deber es enviar hombres fuertes en la regularidad, amantes de la disciplina religiosa, celosos del honor de la Congregación, que los demás critican.
Me despido mi querido hijo, por falta de papel, y le abrazo.

Carta al P. Francois Bermond, Septiembre 8, 1842, EO I núm. 12

Encontramos un buen ejemplo de la paternidad de Eugenio: sincera y directa y aun así, un padre amoroso que deseaba lo mejor para sus hijos Oblatos.

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