AHORA SE ABRE UN CAMINO MÁS LEJANO Y SE ABRE UN CAMPO MÁS AMPLIO, SE NOS ABRE UNA PUERTA DE PAR EN PAR

Eugenio de Mazenod, como Superior General, entrega a los Misioneros Oblatos que salieron a  Canadá una carta formal con el mandato de su misión. 

DIOS Y PADRE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, que nos ha elegido y predestinado para alabanza de la gloria de su gracia, nos ha establecido para que fuésemos y repartiésemos fruto, y que nuestro fruto perdure.

Eugenio enfatizó que la existencia de los Oblatos se dio a través de la intervención de Dios y no por un esfuerzo humano, recordando la fundación y su fruto evangelizador en Provenza: 

Saben que desde que fuimos enviados por el Padre de familia a trabajar en su viña, nosotros, un pequeño rebaño, hemos dado con nuestro modesto trabajo fruto abundante; y que después de comenzar a anunciar su palabra, aunque indignos de ello, hemos realizado grandes cosas y muchos extraviados han vuelto al buen camino a nuestro paso por las regiones que nos rodean.

Al igual que Dios había bendecido su humilde comienzo, seguiría bendiciendo a los Oblatos en el nuevo y vasto campo que se abría en Canadá.

 Sin embargo, ahora se abre un camino más lejano y se abre un campo más amplio, se nos abre una puerta de par en par; somos enviados no solo a quienes están cercanos y son hermanos en la fe, sino también a los que están lejos y fuera de ella; por razón de nuestro pequeño número, estábamos en inferioridad para recoger la abundante mies que se extiende ante nosotros.

Carta de Obediencia a los primeros Misioneros Oblatos en ir a Canadá, Septiembre 29, 1841, EO I núm. 8

En nuestros días, el mismo espíritu lleva a la Familia Mazenodiana a ser misioneros en cualquier situación en la que nos encontremos. Dios nunca nos abandonará.

Esta entrada fue publicada en Uncategorized. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *