La instalación oficial de Eugenio de Mazenod como Obispo de Marsella fue a fines de diciembre de 1837. Como Pastor Principal que era ahora, escribió una carta pastoral a su pueblo. Además debió diseñar un escudo de armas episcopal con un lema que sería el “logo” de su ministerio. Lo describe al Padre Courtès:
quise encuadrar el escudo de armas con los de mi familia; la cruz de misionero brillará mucho más que mi propio escudo, y la preciosa divisa que distingue a la Sociedad estará por encima de todo. Explícalo a quien desee saberlo, nada de tergiversación al respecto. Se trata de un escudo de armas que habla por sí solo
Carta a Hippolyte Courtès, Enero 7, 1838, EO IX núm. 656
Generalmente, un escudo de armas muestra el programa pastoral de la persona o grupo que lo diseña. Para Eugenio, como Misionero Oblato, fue la Cruz lo que sobresalió por encima de todo lo demás en su espiritualidad: el estilo de vida y el ministerio a quienes se encontraban más alejados de conocer el amor del Salvador.
Su lema: “Los pobres son evangelizados” es la segunda parte del lema Oblato. Fue tomado de Lucas 7:22, donde Juan Bautista envió mensajeros a preguntar a Jesús si realmente era el Mesías. Jesús contestó:
“Vuelvan a Juan y cuéntenle lo que han visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios de su enfermedad, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la buena noticia…”
Tales fueron las credenciales de la autenticidad del ministerio de Jesús, y en forma similar Eugenio deseó que fueran las credenciales del ministerio de los Oblatos y de su ministerio episcopal.