ASOCIADOS A LA NATURALEZA DIVINA

“Como Tú me enviaste al mundo, Yo también los he enviado al mundo.  Y por ellos Yo me santifico, para que ellos también sean santificados en la verdad.” (Juan 17:18-19)

Jesús terminó su discurso en la Última Cena con una bella oración que mostraba el nivel de unidad con su Padre. En el Evangelio de hoy, (Juan 17:11b-19) pide por todos sus discípulos, por cada uno de nosotros, para que podamos también experimentar esta unidad, pues somos su presencia e instrumentos en nuestro mundo, a través de nuestra consagración en el bautismo, sellada en la confirmación, alimentada por la Palabra y la Eucaristía y sanada cada vez que hemos fallado. Estamos ante la presencia y somos los instrumentos de Jesús nuestro Salvador en el mundo actual.

La Familia Mazenodiana dedica sus oraciones esta semana a pedir vocaciones. Un buen comienzo es tomar mayor conciencia de cómo nuestro bautismo nos transforma y ver su resultado contínuo en nuestra vida cotidiana.

San Eugenio nos llama:

“Oh cristianos, conozcan su dignidad, les diré con San León, a los asociados a la naturaleza divina”

Y al dirigirse a los pobres en Aix nos aplica por igual a todos, estemos o no cubiertos por harapos:

“Elévense hacia el cielo, donde debe estar su conversación más habitual «somos ciudadanos del cielo» (Fil. 3:20), que sus ojos atraviesen los harapos que les cubren, y vean dentro de ustedes un alma inmortal hecha a imagen de Dios, destinada a poseerla un día, un alma rescatada al precio de la sangre de Jesucristo, más preciosa a los ojos de Dios que todas las riquezas de la tierra, que todos los reinos del mundo, un alma de la que es más celoso que del gobierno del universo entero.”

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