HOY EN DÍA: VIVIR A JESÚS EL SALVADOR CRUCIFICADO EN LA FELICIDAD SOBRENATURAL

Originalmente publiqué lo que sigue en julio de 2016 y creo que tiene algo que decirnos hoy. Fue escrito por Enzo Teodori, quien murió tres meses después. Se refiere a la reflexión del P. Jetté que utilicé en la entrada del viernes de “San Eugenio Habla” (http://www.eugenedemazenod.net/esp/?p=3559). Esto es lo que escribí entonces.

Recibí esta reflexión de uno de los asociados laicos Oblatos que se encuentra gravemente enfermo en Italia. En esta poderosa y enternecedora reflexión comparte su comprensión vivida de la visión del Viernes Santo de San Eugenio, que es nuestra herencia como miembros de la Familia Mazenodiana – este es el significado de la oblación:

“Un pequeño eco a las impresionantes reflexiones del P.  Jetté que publicó en ‘Eugenio nos habla’ hoy, 6 de mayo.

La unidad con Jesús Crucificado y Salvador, da a uno una alegría sobrenatural que le inspira un fuerte deseo de dar felicidad a los demás y ponerse a su servicio.

Debido a mi enfermedad, me veo obligado a permanecer en casa muchas horas. Así que pensé enviar a mis conocidos más cercanos, vía whatsapp,  la Palabra del día con un pequeño comentario, para dar a la gente atareada un momento diario de “recreación.” Así que comencé con el “grupo” de hermanos y familia política y ahora lo reciben cerca de 80 personas, con reacciones muy edificantes. Otra sencilla experiencia: aunque no puedo comer, trato de cocinar lindos platillos para mi esposa y mis hijos.

Estas son dos sencillas experiencias, dos expresiones de la alegría sobrenatural que siento en unión con Jesús, el Salvador Crucificado. Paradójicamente, es una alegría alimentada por el dolor: a mayor dolor físico, pero sobre todo moral, más intensa la alegría y mayor el deseo de dar felicidad a los demás.

¿Cuál es la clave de la unidad con el Salvador Crucificado? La enfermedad ha derrumbado mi mundo, mis anhelos, mis planes; todo está perdido y la visión de la Providencia que les seguía, ha dado paso a la imagen del abandono. Contemplando y meditando sobre Jesús Crucificado, me di cuenta de que su acción le llevó a la  resurrección: encomendó su espíritu al Padre de forma  incondicional. Con ello, aunque en forma humana, se enfrentó a la voluntad del Padre. Su gran deseo de ser reconocido como el Salvador, que fue el motivo de su encarnación, deseo acordado con el Padre, se derrumbó en la cruz.  Se derrumbó desde la perspectiva humana, en la comprensión humana de la voluntad de Dios. Confiando en el derrumbamiento, en la percepción de abandono  (pero en cuanto a mi misión… habíamos acordado, Tú y Yo, mi Padre ?!), Jesús acepta por completo,  y humanamente, la perspectiva de Dios y ésa es la resurrección, ahí se encuentra la alegría integral, y ahí está el sobreponerse a los límites de los deseos humanos, incluso los más sagrados, como cuidar de nuestra familia.

La enfermedad es vivir el abandono, el colapso en forma continua, desarrollado a través del tiempo. La confianza debe ser renovada a diario y varias veces al día. La gracia que proviene de confiar incondicionalmente tiene sentido, incluso si no se comprende, como la acción de la Providencia. Te hace comprender, aun cuando no ves cómo, que el Padre está implementando un plan de amor en tu alma, en tu cuerpo y en tu historia.

Mientras más intenso es el dolor, más te convence el Espíritu de que Dios está construyendo, esbozando una obra maestra. Si el dolor es relativamente leve, te hace pensar que Dios trabaja en un borrador, en un boceto; pero cuando el dolor es realmente fuerte, te hace pensar que Dios dibuja la Capilla Sistina en tu vida. Y las obras maestras como sabes, necesitan años y años de arduo trabajo….

Así que pienso que el P. Jetté ha expresado muy hábilmente que  la unidad con Jesús el Salvador Crucificado, es lo que da a uno la alegría sobrenatural que inspira un fuerte deseo de dar felicidad a los demás, de ponerte a su servicio”.

¡Qué gracia leer esto y poder compartirlo de nuevo! Que todos los lectores de esta reflexión se unan en gratitud en oración por este hijo de San Eugenio y su joven familia. Que descanse en paz e interceda por nosotros en nuestro tiempo de necesidad.

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