NO SÉ PACTAR CON EL  ERROR, LA MENTIRA Y LA IMPIEDAD

Eugenio había sido nombrado Obispo Titular de Icosia en 1832, sin conexión real a alguna diócesis. Ahora, para poder reconocer su situación episcopal de parte del gobierno, se esperaba que estuviera ligado realmente a una diócesis en Francia.

El Padre Guibert, en su carta del 17 de agosto al Padre Tempier, comenta que había propuesto al Ministro que el gobierno nombrara al Obispo de Icosia coadjutor de su tío o incluso de la primera diócesis que quedara vacante; esto lo obligaría a hacer el juramento y probar que no era hostil hacia el Gobierno y el rey. (cf REY, I. 645)

Eugenio responde negándose categóricamente:

¿Qué ha hecho, mi querido amigo? ¿A qué precipicio quiere arrojarme? He llegado a puerto, y ¿quiere entregar mi débil nave a nuevas tempestades y a tantos escollos que me sería imposible evitar? ¡No, no! la experiencia me ha enseñado. No soy apto para hacer el bien en ese puesto en este tiempo.
Se diría que la Providencia se equivocó de siglo haciéndome nacer en éste, con la disposición y si quiere, las cualidades que faltaban para hacer grandes cosas hace doscientos años. No sé pactar con el error, la mentira y la impiedad. Soy hombre de abnegación; pero la franqueza de mi carácter y rectitud en todo lo que hago me impiden andar con rodeos, como necesariamente hay que hacer para triunfar al tratar con gente que no desea de verdad el bien, y sólo se presta a él por política.

Carta a Henri Tempier, Agosto 23, 1835, EO VIII núm. 536

Esta entrada fue publicada en Uncategorized. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *