No seríamos justos con Eugenio al ver esta acción de dar voto a los escolásticos como un subterfugio para lograr su objetivo. La decisión lograda con su ayuda comprobó ser la correcta y todos los Misioneros agradecieron y aceptaron esta forma de pensar.
Lo que hizo Eugenio fue establecer el ideal para el porvenir y las condiciones para todos los miembros futuros: ser Misionero al convertirse en religioso con votos. A sus compañeros que no habían compartido esa idea, les dio libertad para continuar como hasta entonces, si así lo deseaban. No los forzó a cambiar. Leflon continúa su reflexión:
Esta debatible intervención pudo haber fácilmente ocasionado que los Padres que se convirtieron en minoría adoptaran una actitud fría hacia el Fundador, al haberla instigado para asegurar el éxito a través de los acólitos que habían revertido la situación a favor del Fundador. La verdad es que todo se resolvió en la mejor forma posible. Las elecciones a los puestos prescritos por los estatutos fueron una prueba inmediata de que a pesar del desacuerdo momentáneo, la unidad y la caridad prevalecieron. Actuaron como una sociedad constituida, reunida en el Capítulo General, de acuerdo a las Reglas que habían sido aceptadas recientemente…
Leflon 2, pág. 168