EL SAGRADO CORAZÓN

Como apasionado del amor a Jesús Salvador, no es de asombrar que Eugenio tuviera una fuerte devoción al Sagrado Corazón. En 1819 convirtió la iglesia de la Misión Oblata en Aix en el centro de su devoción. Al mudarse a Marsella, trataba de volver a Aix cada mes para estar con la comunidad Oblata los Viernes Primeros.  

No puedes dudar cuánto disfrutaría estar con ustedes para la Jornada del Sagrado Corazón, pero diversas razones me obligan a no hacerlo. La primera de ellas es una visita pastoral anunciada para un día antes y uno después de esa fecha…

Carta a Hippolyte Courtès, Junio 5, 1833, EO VIII núm. 446

Ahora como Obispo, parece que debía presidir la procesión de la Festividad del Sagrado Corazón a través de la ciudad. Los compromisos pastorales en Marsella no se lo permitían.

René Motte escribe acerca de cómo Eugenio inculcó en los demás la importancia del amor a Jesucristo.

Se cita a Eugenio al decirle al Padre Timon-David:

“No necesito recomendarle hacer comprender bien a sus jóvenes que al adorar al Sagrado Corazón de nuestro Señor, deben fijarse en el objeto de nuestro amor, extendiéndolo a la persona viva y presente de Jesucristo.”

Encontramos uno de los muchos ejemplos de su devoción, en la reacción del Beato José Gerard al enterarse de la enfermedad de Eugenio:

“Acabo de enterarme de que su Excelencia cayó gravemente enfermo. […] Recordamos con edificación su gran devoción al Sagrado Corazón de Jesús: dirijámonos a él con la más viva confianza.”

(Ver R. Motte, “Sagrado Corazón” en https://www.omiworld.org/es/lemma/sagrado-corazon/)

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