En sus reflexiones de retiro utilizando las Constituciones y Reglas de los Oblatos, Eugenio copió como recordatorio algunos pasajes de la Regla que deseaba tener frente a sí constantemente en el futuro. Sigue volviendo a la calidad ejemplar del Oblato.
Y por sobre todo, las misiones. Las Constituciones lo repiten una y otra vez y con razón, pues las misiones son el primero y principal fin del Instituto. Así que no creo necesario insistir en este punto: Puesto que las misiones son uno de los fines principales del Instituto, todos se esforzarán principalmente en realizar bien esta tarea. (Art. 1, párrafo 1, En cuanto a las Misiones).
Hay que leerlo todo, pero pongan atención en el pasaje: Por encima de todo, todos los miembros del Instituto tendrán la intención de no dar ni la menor muestra de mal ejemplo y se comportarán de forma tal que siempre sean venerados por la gente… (Art. 25, párrafo 1, En cuanto a las Misiones).
Eso no es todo: Puesto que el propósito del Instituto no es solo predicar misiones, sino además reemplazar, hasta donde nuestros escasos recursos lo permitan, a las órdenes religiosas y reparar los males que han caído sobre el clero, todos deben ser persuadidos de que es más fácil lograr este propósito a través del ejemplo, más que por las palabras. Por ello, debemos convencernos de que es indispensable practicar todas las virtudes, y estar familiarizados con cualquiera de ellas. (Art. I, Predicación).
Firmemente establecidos en la base de las virtudes, todos los miembros del Instituto se dedicarán a realizar cualquier buena obra que les indique la obediencia. (Art. 2, ibid.).
Notas de Retiro, Octubre 1831, EO XV núm. 163