ADORAR LOS DESIGNIOS DE DIOS, AUNQUE LO ENCUENTRE DIFÍCIL

Eugenio había permanecido en Niza, esperando recibir autorización para abrir misiones Oblatas en el reino de Cerdeña. Eventualmente se recibió la respuesta negativa, por lo que ahora se preparaba a volver a Marsella.

… El proyecto que le mencioné en mi última carta ha fracasado ante las nubes tempestuosas que cubren el horizonte. Así pues, ya no hay razón para prolongar mi estancia donde ya nada tengo que hacer. Es una lástima, pues un vasto campo se cierra a nuestro celo, y ¡Dios sabe cuánto necesitaban nuestro ministerio los que rehúsan la ayuda que la Providencia les ofrecía! No será nuestra culpa; he hecho todo cuanto dependía de mí; sólo lamento encontrar tanta dificultad para hacer el bien, donde tanta gente logra hacer el mal, y adorar los designios de Dios, aunque lo encuentre difícil.
He tratado de conservar tal disposición en la última desgracia que acaba de ocurrimos, pues he sentido vivamente la pérdida de nuestro querido P. Capmas.

Carta a Jean Baptiste Mille, Enero 24, 1831, EO VIII núm. 383

 

 

 

 

Esta entrada fue publicada en Uncategorized. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *