NUESTRO LEMA ES LA PRUDENCIA Y LA MODERACIÓN, AUNQUE CON CONTROL, FIRMEZA Y VALENTÍA

Al fin llegaban noticias del P. Tempier. Escribió a Eugenio que en vista de la difícil situación: “Nuestro lema es la prudencia y la moderación, aunque con control, firmeza y valentía”.  (REY. I. 489). Eugenio respondió:

Apruebo por completo su conducta, no esperaba menos de usted; ha hecho lo que tenía que hacer. No puedo decir lo mismo de quienes me habla.

El violento comportamiento de la muchedumbre había afectado a los Oblatos en Nimes, quienes se vieron forzados a escapar con el Obispo y el clero, con lo que Eugenio no estaba impresionado.

En Laus, Guibert había permanecido firme, aunque no habían recibido amenazas violentas.

Guibert me escribió; no hizo lo mismo.
A menos que hayan sucedido otras cosas que no me mencione, no entiendo cómo el capellán dejó su puesto, sin cumplir con su deber en tal circunstancia ¿acaso no tenía enfermos que cuidar? Yo habría permanecido junto a ellos. Tal comportamiento habría hecho honor a su valentía y a su ministerio, que es de total caridad.

No sabemos quién era el capellán, aunque más adelante Eugenio condenaría la misma actitud durante los brotes de cólera en Marsella, en los que algunos sacerdotes de su diócesis estuvieron demasiado asustados para permanecer junto a su gente enferma.

Así, señala a los Oblatos su faro: la Regla de Vida que les daría serenidad y valor para cumplir con sus deberes ministeriales.

En nombre de Dios, que todos esos estruendos no perjudiquen la regularidad de los nuestros, que sólo se ocupen de los acontecimientos lo necesario, para estar al tanto de lo que sucede; pero que no disminuyan en nada la piedad y todas las santas prácticas de su estado. Al contrario, que todos redoblen su fervor y dedicación a ellos.

Por último, su recomendación a los escolásticos en cuanto a mantener la mente clara sobre lo que debían hacer:

Manténganse con resolución en el estudio; la ciencia es condición indispensable en cualquier parte.

Carta a Henri Tempier, Agosto 13, 1830, EO VII núm. 354

Frente a lo que parecen dificultades abrumadoras, a todos se les recuerda redoblar su fervor y dedicación a sus tareas.

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